No vamos a negar, que las bodas al aire libre son nuestras favoritas! Nos encanta la nostalgia que se crea cuándo naturaleza y decoración se fusionan, creando un mundo intangible de sensaciones y emociones.

Las hojas caen en tonos dorados, naranjas y rojos, creando un tapiz colorido en el suelo. Un arco de madera rústica está decorado con flores de temporada, como girasoles y dalias, complementado con ramas secas y hojas caídas.

Los invitados son recibidos con manteles de lino en mesas de madera natural, decoradas con centros de mesa con calabazas pequeñas, velas y arreglos florales en tonos cálidos. Las sillas están adornadas con cintas de yute y pequeñas flores silvestres. La iluminación se suaviza con guirnaldas de luces que cuelgan de los árboles y farolillos que iluminan el camino.

El aire fresco del campo se mezcla con el calor de la celebración, me encanta esa sensación de paz, de calma. La mesa de aperitivos presenta delicias de otoño: quesos artesanales, frutos secos, y panes recién horneados. Un delicioso menú de temporada incluye platos como risotto de calabaza, castañas asadas y un asado de cordero.

Mesas llenas de flores, ramas y hojas, en dónde el amarillo, el naranja, el verde y el tierra se mezclan. Detalles hechos con materiales de la naturaleza, tarjetas de agradecimiento hechas a mano en cada mesa de hojas secas, una zona de juegos con heno y mantas donde pueden disfrutar mientras los adultos se relajan.

La música empieza a sonar, creando un ambiente festivo. El baile se inicia bajo las estrellas, y el aroma de la leña quemándose se mezcla con el aire fresco del campo. Al caer la noche, se sirven tazas de sidra caliente y pequeños postres otoñales, como tartas de manzana y galletas de canela.

No puedo imaginar un lugar mejor!